Ser consciente del que uno siente, aceptarlo, y ser capaz incluso de verbalizarlo sin miedo a ser juzgado o juzgarse es una buena manera de enfrentarse a la complicada situación que estamos viviendo.
Desde muy pequeños a casa y en la escuela nos van repitiendo todo el tiempo no hagas esto, no hagas aquello… Todas las frases empiezan con un no. Después, de mayores, nos dicen que fuera miedos y que somos capaces de todo, incluso pagamos porque nos «reprogramen». ¿Cómo quedamos?
Seguramente no se trata de vivir muerto de miedo ni de creerse indestructible, la sabiduría está en el equilibrio y la armonía.
Estos días sentimos miedo y está bien, como también está bueno no sentirlo. Lo que cuenta es ser responsable, cuidarse y cooperar en la medida que cada uno pueda para que todo vaya a mejor.